En la biblioteca como en la hemeroteca, existen tres tipos de ficheros en donde está ubicada la información acerca de los libros y publicaciones. Esta información se presenta en formatos similares.
1. Bibliográficas o de Referencia:
Permiten confeccionar la bibliografía final y las citas en el texto y organizar la información que consultamos para un campo de investigación.
Se extraen en formato diferente según los siguientes tipos de documentos a consultar:
a) Libros
b) Artículos de revista
c) Materiales especiales:
c. 1- Artículo de un periódico
c-2- Manuscritos
c-3- Documentos de archivos
c-4- Materiales cartográficos
c-5- Microformas:
• Microfilmes
• Microfichas
c-6- Materiales gráficos (fotografías, dibujos, cuadros, carteles, láminas, etc.)
c-7- Material es gráficos proyectables (transparencias, diapositivas, filminas, etc.)
c-8- Grabaciones sonoras
c-9- Películas y videograbaciones
c-10-Archivos de ordenador
Fichas bibliográficas o de referencia
Estas fichas recogen únicamente las referencias bibliográficas de los documentos consultados para la realización de un trabajo científico.
En ellas se han de registrar o consignar todos los datos precisos para su localización y su correcta referencia ulterior en el trabajo.
La finalidad de estas fichas es, pues, doble:
1. Permiten elaborar la bibliografía que figurará al final de la tesis o del trabajo de investigación.
2. Ayudan a realizar de una manera correcta una cita en el texto.
Referencias bibliográficas
Uno de los problemas que se presentan a la hora de confeccionar una referencia bibliográfica es establecer el orden o secuencia de los elementos que la integran. Una simple revisión de la bibliografía existente sobre sistemas de citas bibliográficas pone de manifiesto la diversidad de criterios al respecto.
En todos ellos se recogen los mismos datos, pero el orden de presentarlos varía de unos casos a otros.
Esta disparidad ha originado que numerosas revistas, como manera de establecer un mismo criterio y mantener una uniformidad, impongan sus propias normas para la publicación en ellas de originales.
Algo a tener en cuenta si se quiere publicar un trabajo en una revista será conocer si ésta tiene o no sus normas para la presentación de originales.
En caso afirmativo será imprescindible ajustarse a las mismas. Un caso concreto es el de las revistas biomédicas, que mantienen una de las normas de referencia bibliográfica más extendidas (véase en el Capítulo 6).
La razón es la necesidad de unificar criterios para facilitar la indización informática de los documentos.
Las primeras normas se redactaron en 1978 por un grupo de editores de revistas biomédicas anglosajonas reunidos en Vancouver.
El grupo de Vancouver se transformó en el International Committee of Medical Journal Editors, que mantiene unos requisitos que periódicamente revisa. Por ser unas normas aceptadas por las más importantes revistas biomédicas del mundo, se reproducen en otra parte de este trabajo. Ante tan diversos criterios han aparecido normas oficiales sobre referencias bibliográficas dictadas por parte de numerosos organismos. La que se debería considerar canónica es la norma ISO 690-1987, dirigida precisamente a autores y editores que compilan referencias para una bibliografía. Sin embargo, por el hecho de complicar excesivamente la referencia, sobre todo en el caso de las publicaciones periódicas, con datos a nuestro juicio innecesarios y en desuso en la práctica (como indicación de volumen, número, mes y páginas con sus abreviaturas), no ha conseguido tampoco ni siquiera una aceptación numéricamente significativa. Hemos desechado también las normas de catalogación vigentes para bibliotecarios, bibliógrafos o indizadores, por recoger una amplia serie de elementos innecesarios en la situación habitual de un investigador. Sólo las hemos tenido en cuenta a la hora de fichar determinado tipo de documentos que por su carácter más inusual denominamos materiales especiales.
El modelo de referencia elegido es el que mayoritariamente sigue en el área de humanidades y ciencias sociales. Las razones de esta preferencia se encuentran en:
1. Se garantiza que todas las referencias mantengan una estructura similar.
2. Proporcionan la información necesaria para permitir al lector localizar sin problemas una referencia citada.
3. Omiten todos los elementos innecesarios en una bibliografía.
Los datos de los libros se escriben en tarjetas de 7.5 x 12.5 cm. Es necesario considerar que en la estructura de la ficha se incluyen los principales datos de la obra (títulos, nombres, lugares, números, etc.). De esta forma, al consultar las fichas se te facilitará localizar la fuente de información que requieres para una investigación y saber cuál es su contenido, así como conocer por quién, dónde y cuándo se escribe el texto.
Procederemos ahora a la elaboración de fichas bibliográficas, anotando los datos suficientes y necesarios para identificar cada uno de los libros que habrán de utilizarse para una investigación.
Como hemos visto anteriormente, las fichas bibliográficas deben contener los siguientes elementos:
1) Autor (por apellidos y seguidos de una coma y el nombre)
2) Titulo de la obra (subrayado)
3) Lugar de publicación
* La elaboración de fichas bibliográficas es convencional; por lo mismo, tanto los elementos que contengan así como su disposición pueden variar.
4) Editorial
5) Fecha de publicación
6) Número total de páginas
7) Colección o serie y número de tomo o volumen entre paréntesis.
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