El científico Keith Stanovich afirmó en 2007 que, la investigación aplicada busca “predecir el comportamiento específico”. Podemos tomar esta declaración y decir que, el fin de este tipo de investigación es poner en práctica el conocimiento teórico.
Ahora bien, ¿para qué? Pues, la comunidad científica, en su gran mayoría, la ha utilizado para proyectar la investigación básica y aplicarla en la vida real con múltiples propósitos. Ya sean comerciales, científicos, militares, educativos, entre otros.
El propósito de la investigación aplicada, en síntesis, es resolver determinados problemas o planteamientos, centrándose en el estudio y la consolidación del conocimiento para aplicarlo en la vida real.
Está basada, en necesidades sociales que aún están por resolver, por ejemplo: mejorar la calidad del aire en zonas urbanas muy pobladas, mejorar la durabilidad de un producto ya existente, resolver un problema de producción, descubrir vacunas, y muchas cosas más.
Entonces, podemos decir que la investigación aplicada es la etapa media entre una necesidad de un sector o industria y la solución innovadora o producto que necesita.
¿Cuál es el propósito de la Investigación Aplicada?
La Investigación Aplicada tiene por objetivo resolver un determinado problema o planteamiento específico, enfocándose en la búsqueda y consolidación del conocimiento para su aplicación y, por ende, para el enriquecimiento del desarrollo cultural y científico.
Considerando que la Investigación Aplicada se basa en una necesidad social práctica por resolver, algunos ejemplos de ella corresponden a los siguientes: cómo mejorar la calidad del aire en zonas urbanas, técnicas para otorgar durabilidad a un producto, solución a un problema de producción, atributos de semillas que les permiten germinar en climas adversos, descubrimiento de vacunas, etc.
Así, cualquier investigación que tenga como objetivo la aplicación de conocimientos o teorías para dar respuesta a un problema o necesidad concreta, será aplicada:
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